martes, 11 de agosto de 2009

En la intimidad de la vida salvaje

Los uruguayos no valoran la biodiversidad por falta de conocimiento, sostienen dos biólogas que colocaron "cámaras trampa" en los bosques de Rivera para registrar y mostrar los cientos de mamíferos que se esconden de la mirada humana.
En Uruguay, la naturaleza se relaciona con la producción ganadera y agrícola, esencial para el desarrollo del país. Las políticas ambientales son "poco robustas" y en el sistema educativo "no se promueve de forma constante la importancia de conservar a las especies autóctonas". Además, no existe una población indígena que mantenga su sistema de prácticas y creencias, que es lo que en otros países de Latinoamérica ha permitido la conservación y transmisión de saberes relacionados con la naturaleza.
Estos factores han llevado a que "la población uruguaya tenga un escaso conocimiento y por lo tanto una falta de valoración de la biodiversidad", sostienen las biólogas Jessica Castro y María José Andrade.
Ese desinterés provoca, a su vez, una escasez de información. "En Uruguay son casi inexistentes los estudios científicos a largo plazo dirigidos a estudiar las poblaciones y comunidades de nuestra fauna y flora nativa", afirman las biólogas. Estos estudios son imprescindibles para "plantear las estrategias de conservación más adecuadas" y para conocer "el efecto que actividades humanas como las plantaciones forestales, la ganadería y el desarrollo urbano, podrían estar teniendo sobre las especies", señalan.
Por eso, las dos biólogas uruguayas se recibieron de magíster en la Universidad de Puerto Rico con una investigación que busca contrarrestar ese desconocimiento. Durante un año (entre enero de 2008 y enero de 2009) realizaron su trabajo de campo en los bosques de Rivera, colocando cámaras digitales con un sensor de temperatura y movimiento que se activan cuando un animal pasa frente al objetivo.
ESTUDIO. La investigación fue realizada en Rivera porque allí se encuentran los excepcionales bosques nativos de las Quebradas del Norte, y al mismo tiempo es el departamento con un mayor área forestada con especies exóticas. Para poder hacer comparaciones, se realizó el estudio en distintos hábitats: el bosque de quebrada del Valle del Lunarejo, bosque nativo ribereño conservado dentro de un predio forestal, zona forestada con eucaliptus y pradera.
La recepción por parte de los lugareños fue variada. En algunos casos hubo una resistencia inicial, pero en general se compartió el interés por el objeto de la investigación.
"En el caso del Valle del Lunarejo, la recepción del público fue bien variada, desde gente sumamente interesada en nuestro trabajo y que participó en el trabajo de campo, hasta los que nos miraban mal porque creían que éramos de los que `hablan mucho y hacen poco`", contó Castro.
En el estudio registraron un total de 14 especies de mamíferos nativos medianos y grandes: zorro perro, zorro de las pampas, guazubirá, gato montés, margay, tatú, tatú peludo, comadreja mora, carpincho, zorrillo, mano pelada, coatí, hurón y lobito de río. Además, se registraron en todos los ambientes ejemplares de especies introducidas, como el jabalí y la liebre. Las especies más abundantes fueron el zorro perro, el guazubirá y el tatú.
"El coatí, una especie rara en Uruguay, fue registrada en varias oportunidades en el Valle del Lunarejo. Otra especie que registramos en una oportunidad en uno de los bosques de galería fue el margay, un gato salvaje de pequeño tamaño que habita exclusivamente bosques nativos", señalaron.
En el estudio concluyen que el bosque nativo, ya sea de galería o de quebrada, "es un hábitat imprescindible para la sobrevivencia de la mayoría de las especies de mamíferos medianos y grandes que habitan en nuestro país". Además, comprobaron "la importancia que presenta la pradera en asociación con los bosques nativos", ya que muchas especies utilizan ambos hábitats para desarrollar todas sus actividades.
Por lo tanto, señalan la importancia de "la protección de los ambientes naturales como los bosques y la pradera así como el mosaico de éstos". Y, en áreas donde la forestación ya ha avanzado, "la protección y mantenimiento de bosques nativos dentro de los predios forestales así como el aumento de las áreas de praderas sin plantar que se dejan entre plantaciones y bosque nativo (áreas de amortiguamiento)".
Las biólogas advierten que "la reducción de los bosques nativos podría llevar a una rápida extinción local del coatí y el margay, dos especies altamente dependientes del bosque".
Las cifras
536 Son los registros de animales en el valle del Lunarejo, contando sólo una foto por especie por día para no superponer los registros.
361 Son los registros de animales en zonas mixtas: 215 fueron en bosque de galería, 104 en plantaciones forestales y 42 en pradera.
Entre los bosques y el cultivo
INVESTIGACIÓN El estudio de campo fue desarrollado entre enero de 2008 y enero de 2009, por las uruguayas Jessica Castro y María José Andrade, como parte de una tesis de maestría en Biología de la Universidad de Puerto Rico. Fue financiada con fondos de la universidad y de instituciones internacionales como Rufford, Idea Wild, Cleveland Metroparks Zoo y del Banco Santander.
LUNAREJO En los bosques de quebrada del Valle del Lunarejo se obtuvieron 1.052 fotos. Estas son filtradas seleccionando una foto por día por especie, llegando a 536 fotos filtradas que registraron 12 especies. Las especies más abundantes fueron el guazubirá (174 fotos) y el zorro perro (170 fotos), y las menos abundantes fueron el zorro pampa (2 fotos) y el carpincho (1 foto). Fue el único lugar donde se detectaron coatíes.
INTERVENIDAS En el área dominada por plantaciones forestales se sacaron 360 fotos filtradas. Ellas abarcan tres hábitats distintos: los bosque de galería, (monte nativo junto a los cursos de agua ubicados dentro de los predios forestales), las plantaciones de eucaliptus y la zona de pradera aledaña. En los bosques galería se registraron 215 fotos filtradas de 15 especies distintas; en las plantaciones, 104 fotos filtradas de 11 especies, y en la pradera, 42 fotos filtradas de 7 especies. Las especies más registradas en los tres hábitats fueron el zorro perro (149 fotos), el tatú (68) y el ciervo guazubirá (42). Las menos abundantes fueron el lobito de río y el margay (1 foto), que fueron detectadas en un bosque de galería con un ancho curso de agua y amplio bosque nativo.
Fuente:El País Digital

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