Momentos de pánico vivió esta mañana una pareja y su bebé tras ser tomados como rehenes por un preso armado que se había fugado durante una visita al médico luego de reducir a su custodio. La terrible odisea de la familia terminó sobre el mediodía cuando un operativo en conjunto de Policía Caminera, la Guardia Metropolitana y efectivos de la policía de Maldonado logró dar por terminada la fuga del peligroso preso. Afortunadamente no se registraron personas lesionadas, más allá del alto estado de nerviosismo que presentaban los rehenes.
Todo comenzó en la mañana cuando el recluso José González Silveira, procesado por varias rapiñas, llegó a una consulta al oftalmólogo en el centro de Maldonado, informó a EL PAÍS digital el vocero de la policía de Maldonado, Joe López. En determinado momento, González comenzó a luchar con su custodio al cual consiguió reducir y quitarle su revolver 38.
Rápidamente salió hasta la calle y detuvo el primer vehículo que allí pasaba: era un Citroen conducido por un hombre que viajaba junto a su esposa y el bebé de ambos.
El preso no les permitió bajar del auto y obligó a la familia a permanecer en el asiento delantero mientras él se quedaba en los asientos de atrás. Una vez dentro del vehículo, a punta de arma le ordenó al hombre que condujera en dirección a Montevideo.
La policía rápidamente montó un operativo que también involucró a Policía Caminera. El juez que tomó el caso pidió una persecución a distancia para no generar situaciones de nerviosismo que pudieran terminar con un hecho trágico.
PERSECUCIÓN. El jefe de prensa de Caminera, Ruben Fernández, explicó a EL PAÍS digital que en los peajes de Solís y Pando se dispuso un canal especial para que el auto cruzara sin problemas y González no se sintiera acorralado.
Mientras tanto, los móviles policiales se mantenían a una prudencial distancia. Sin embargo, al llegar al kilómetro 31, los policías vieron que estaban dadas las condiciones para forzar la detención del auto robado.
La Guardia Metropolitana se puso delante del Citroen, Caminera detrás y el tercer auto policial a un costado. "La camioneta que iba delante frenó de golpe y el conductor, al verse acorralado, tuvo que detener la marcha", explicó Fernández.
El auto quedó contra el cantero central y los policías aplicaron el "factor sorpresa": es decir que todos los uniformados sacaron sus armas y le apuntaron al preso, quien al ver su realidad decidió entregarse sin presentar resistencia.
El País Digital
Todo comenzó en la mañana cuando el recluso José González Silveira, procesado por varias rapiñas, llegó a una consulta al oftalmólogo en el centro de Maldonado, informó a EL PAÍS digital el vocero de la policía de Maldonado, Joe López. En determinado momento, González comenzó a luchar con su custodio al cual consiguió reducir y quitarle su revolver 38.
Rápidamente salió hasta la calle y detuvo el primer vehículo que allí pasaba: era un Citroen conducido por un hombre que viajaba junto a su esposa y el bebé de ambos.
El preso no les permitió bajar del auto y obligó a la familia a permanecer en el asiento delantero mientras él se quedaba en los asientos de atrás. Una vez dentro del vehículo, a punta de arma le ordenó al hombre que condujera en dirección a Montevideo.
La policía rápidamente montó un operativo que también involucró a Policía Caminera. El juez que tomó el caso pidió una persecución a distancia para no generar situaciones de nerviosismo que pudieran terminar con un hecho trágico.
PERSECUCIÓN. El jefe de prensa de Caminera, Ruben Fernández, explicó a EL PAÍS digital que en los peajes de Solís y Pando se dispuso un canal especial para que el auto cruzara sin problemas y González no se sintiera acorralado.
Mientras tanto, los móviles policiales se mantenían a una prudencial distancia. Sin embargo, al llegar al kilómetro 31, los policías vieron que estaban dadas las condiciones para forzar la detención del auto robado.
La Guardia Metropolitana se puso delante del Citroen, Caminera detrás y el tercer auto policial a un costado. "La camioneta que iba delante frenó de golpe y el conductor, al verse acorralado, tuvo que detener la marcha", explicó Fernández.
El auto quedó contra el cantero central y los policías aplicaron el "factor sorpresa": es decir que todos los uniformados sacaron sus armas y le apuntaron al preso, quien al ver su realidad decidió entregarse sin presentar resistencia.
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