sábado, 2 de octubre de 2010

El día después en Ecuador.

Quito aparecía este viernes en total normalidad, con policías cumpliendo sus funciones en las calles, negocios y bancos abiertos y multitudes caminando por sus peatonales, y sólo un importante despliegue de militares en el Palacio de Carondelet, sede del Gobierno, recuerda el sangriento enfrentamiento del jueves entre militares y policías sublevados.
La voz oficial que corroboró este cuadro fue el canciller Ricardo Patiño, quien aseguró, citado por la prensa local, que la situación del país por ahora está controlada, aunque no descartó que puedan sucederse nuevos conflictos."No puedo decir que estemos totalmente tranquilos porque mucha gente que estuvo ayer movilizada posiblemente lo siga estando y pueda querer reproducir lo ocurrido", afirmó Patiño al ingresar a la sede de su cartera.Por ello, las calles de Quito y otras ciudades ecuatorianas se encontraban esta mañana custodiadas por efectivos militares, en cumplimiento con el estado de emergencia ordenado ayer por el gobierno nacional.
Además de los muertos, la sublevación del grupo de policías que justificaron su accionar en que la Ley de Servicio Público, sancionada el miércoles, les recorta beneficios salariales, causó la renuncia del hasta esta mañana jefe de la Policía Nacional, Freddy Martínez, quien pidió al presidente Rafael Correa que revise la norma al entender que afecta a los uniformados.
Con el presidente Rafael Correa y sus ministros de vuelta en sus despachos, el gobierno decidió hoy acusar de agresión al mandatario, intento de homicidio y traición a la patria a los policías, militares y civiles involucrados, según informó Francisco Torres, asesor y amigo de Correa, que ayer compartió con él las 12 horas que duró su secuestro en el hospital policial. Según el asesor, entre los responsables de la rebelión no sólo hay policías y militares sino también civiles, entre quienes identificó a representantes de la Sociedad Patriótica, la organización política que conduce el ex presidente Lucio Gutiérrez.
Correa, quien se encuentra en el Palacio Carondelet, estaba a la espera de los cancilleres de los países de la Unión Suramericana de Naciones, que comenzaron a llegar hoy a Quito para expresarle su apoyo y repudio a los actos de violencia de ayer, mandatados por sus presidentes en la reunión que mantuvieron de urgencia en la madrugada del viernes en Buenos Aires.También se prevé el arribo de José Miguel Insulza, jefe de la Organización de Estados Americanos (OEA), organización que también condenó la acción.
En los estados de ánimo del ciudadano común, la conmoción permanece y la gente comenta aquellos acontecimientos que ayer dejaron hasta el momento cinco muertos y más de cien heridos en un conato de golpe de Estado, como lo definió el gobierno de Correa.
"Aquí todavía puede ver algunas piedras donde cortaron la ruta. Allá, junto al cuartel policial puede ver una camioneta que fue incendiada", describía a modo de cronista de guerra un taxista.
Por otro lado se señala que la camioneta que sacó a el Presidente Correa del Hospital tenia varios proyectiles de bala, tres disparos se verificaron en el capot y uno en el parabrisas, del lado en el que viajaba el mandatario, publicó la agencia de noticias estatal Andes, que cita el testimonio de un miembro de la escolta presidencial.Correa fue rescatado el jueves por la noche por personal del ejército del hospital policial, donde estuvo secuestrado durante 12 horas por efectivos que protagonizaron un rebelión para protestar por una ley que, según adujeron, les recorta beneficios salariales.El coronel Luis Castro, comandante de las Fuerzas Especiales, que participó en el operativo de liberación, dijo a la Televisión Pública que al llegar al hospital fueron recibidos por francotiradores apostados en el edificio y que hay cinco militares que sufrieron heridas en el operativo.
El principal diario ecuatoriano, El Comercio, dio una visión crítica al gobierno sobre lo ocurrido ayer y tituló la edición de hoy: "Rebelión, la actitud del presidente exasperó a los policías en el regimiento Quito".Pese a estas controversias planteadas en la prensa, la vida cotidiana vuelve hoy a sus cauces normales en este país sin moneda propia, ya que el dólar es única moneda de cambio.
La dolarización es un cepo del que Correa, un experto economista, aún no pudo salir, pese a que lo heredó a regañadientes para no producir un crack económico general.

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