viernes, 14 de agosto de 2009

Lágrimas para quien tanto hizo reír

Ayer hacia el mediodía murió la popular actriz Uruguaya Imilce Viñas, como consecuencia de una insuficiencia hepática derivada de un cáncer de hígado. El velorio fue en la empresa Martinelli, y el entierro se realizó hoy a las 11.30 horas en el Cementerio del Norte. Los últimos meses de vida de la conocida intérprete y directora teatral, que en diciembre iba a cumplir 70 años, están muy vinculados a los ensayos y el estreno de El suicidado, título con el que cumplió su último gran sueño artístico: dirigir a la Comedia Nacional en el Teatro Solís, y dentro del género que era su favorito, la comedia. Además, en el elenco se encontraba su marido, el actor Pepe Vázquez, hecho que le dio una satisfacción artística superlativa. El actor, luego de recibir la noticia de la muerte de su esposa, manifestó que seguirá en escena con la obra, que se está dando en la sala mayor de El Galpón de viernes a domingos. Meses atrás, cuando Viñas recibió el fatal diagnóstico, no dudó en seguir adelante con el espectáculo, esfuerzo que convirtió ese montaje es todo un símbolo para la artista y sus allegados. El domingo 12 de julio, la actriz y directora había asistido a la función de la obra, y al finalizar la misma subió al escenario para saludar junto a los actores, recibiendo una ovación cerrada por parte de todos, artistas y público. Era, y algunos ya lo suponían, la despedida de Viñas con el teatro, actividad a la que dedicó más de medio siglo. AGRADECIDA. "La inteligencia de Erdman (autor de El suicidado) y su claridad ideológica, le permiten criticar al estalinismo y no dejar de ver el oportunismo de algunos opositores, que buscan un chivo expiatorio para evitar dar la lucha ellos mismos. Agradezco a la Comedia Nacional por haberme dado la oportunidad de conocer este autor imprescindible", había declarado la artista con motivo del estreno, reafirmando un compromiso social que guió su actividad como artista, tanto sobre los escenarios como fuera de ellos. Imilce Viñas había nacido en Montevideo el 31 de diciembre de 1939, y si bien a lo largo de su carrera sobresalió como comediante, también se desempeñó con solvencia como actriz dramática y como directora teatral. Desde los elencos multitudinarios hasta el unipersonal, se desempeñó en un amplio rango de obras, aunque seguramente muchos la recordarán por sus trabajos en televisión, donde encarnó tipos populares que le dieron fama, ya que no fortuna. De formación autodidacta (aunque culminó su trayectoria siendo una gran docente de teatro), había empezado a actuar al promediar la década del `50, cuando era muy joven. En los primeros tramos de su carrera estuvo vinculada a compañías emblemáticas como La Farsa y Club de Teatro. Nelson Flores, Roberto Fontana, Sergio Otermin, Alfredo de la Peña y Villanueva Cosse fueron algunos de los grandes directores que la guiaron en sus primeros años como actriz. Y ya desde aquellos primeros pasos por el escenario demostró ser una intérprete de gran intensidad, aunque luego prefirió enfilar su carrera hacia el humor, siendo una figura pionera en el difícil terreno del café concert. Paralelamente Viñas desarrollaba una carrera en televisión, siendo también una de las pioneras de la pantalla chica nacional. Desde 1957 hasta 1998 (con un paréntesis durante la dictadura), la televisión uruguaya la convirtió en una de sus caras conocidas, especialmente en programas cómicos, donde su desenfado y su gracia marcaron época.
En ese registro, y entre los muchos papeles que le tocó protagonizar, su imagen quedará grabada junto a la de la actriz Laura Sánchez, con la que conformó una dupla inolvidable, Coquita y Doña Lola. Mate en mano, y con un chisme siempre pronto para hacer reír, las dos actrices dieron vida a las típicas vecina de barrio. (Ver video mas abajo).
Pero antes de haber tenido que abandonar el país, durante la dictadura, Viñas también cumplió un rol importante en la gestión del espectáculo y en la resistencia al poder dictatorial, cuando junto a su marido sacó adelante el café concert Shakespeare & Co, ubicado en el local donde Alfredo Zitarrosa había desarrollado La Claraboya Amarilla, y que años después se convertiría en el viejo Teatro La Candela, en 21 de Setiembre casi Ellauri. Pocos años después la artista se radicó en Costa Rica (desde 1977 a 1983) y en México (desde 1984 a 1985), integrándose en este último país a la compañía El Galpón, con la que mantuvo un vínculo muy estrecho. A su regreso al Uruguay continuó con su carrera, integrando montajes muy recordados, como El círculo de tiza caucasiano, de Brecht (bajo dirección de Amanecer Dotta), Tartufo, de Moliere (dirigida por Ruben Yáñez). Pero Brecht, o Loleh Bellon, o Pirandello, alternaron en su amplia trayectoria con títulos cargados de humor e identidad nacional, como Coquita superestar, Coquita diputada, Sexo Coca y corrupción y Caiga quien caiga, apoyada muchas veces por los libretos de Andrés y Gerardo Tulipano y la dirección de Denevi o el propio Vázquez.
Entre los reconocimientos que la artista recibió destaca el Florencio a la Mejor Actriz, que le fue entregado en 1885 por Cuatro para Chejov, obra dirigida por Arturo Fleitas. Siete años después recibió el mismo premio en el rubro actriz de reparto, por Perdidos en Yonkers, de Neil Simon, donde dirigida por el norteamericano David Hammond realizó un notable papel dramático, género en el que también demostró gran efectividad. En el exterior había recibido premios por sus trabajos, especialmente en Paraguay y Bolivia, donde a mediados de los años `80 fue galardonada como la mejor actriz extranjera.
BÚSQUEDAS. En los últimos tramos de su carrera, Viñas se había volcado más hacia la dirección teatral, más aún luego de retirarse de la actuación, en 2000. En ese terreno hizo, entre otras obras, Qué verde era mi Pepe (1994), Hello Dolly (1995), y ya en este siglo Tío Vania, Un marido ideal, Doce hombres en pugna y La escuela del escándalo, entre otros títulos. También había realizado una gran actividad como docente, dirigiendo desde 1994 su propio taller de arte escénico.
"Hacer teatro es un gran acuerdo entre gente que quiere hacer lo mismo y eso le provoca placer. Siempre he buscado eso: que lo que hiciera, más allá de cómo se puede juzgar desde el punto de vista de los gustos artísticos, me provocara placer estético, a través de la dirección o de la actuación. Además, una particularidad mía es que me gusta dirigir espectáculos con mucha gente", había manifestado recientemente, cuando el estreno de El suicidado, agregando: "Desde que dirijo me han gustado las obras que dijeran lo que a mí me interesaba decir en ese momento. Para expresar cómo se juzga a los menores infractores elegí Doce hombres en pugna. Cuando quise hablar de la hipocresía en la política elegí Un marido ideal, de Wilde, y cuando me interesé por los rumores que en una sociedad perjudican a la gente opté por La escuela del escándalo, de Sheridan".
El ejemplo de una actriz de pura cepa
"La pérdida de Imilce es muy dolorosa para la Comedia Nacional", afirmó el director de la compañía oficial Mario Ferreira. "Sabíamos de la gravedad de la enfermedad, pero esto se precipitó en los últimos días. Ella también sabía de su problema, era muy consciente. Dentro de todo lo doloroso, si se puede encontrar un lugar para la satisfacción, es que la Comedia se permitió ofrecerle el último espacio para trabajar, y que su espectáculo todavía esté en cartel y que ella lo haya podido ver. Fue admirable el proceso de trabajo que hizo, siendo absolutamente consciente de lo que pasaba y dosificando sus energías lo más que pudo. Puso en escena una obra compleja con 18 actores. Era muy conmovedor verla llegar a los ensayos, planificar el día a día. Me decía, por ejemplo, bueno, `hoy voy a montar el primer acto` y efectivamente lo hacía. Y al otro día era lo mismo, hasta que lo dejo resuelto".
"Lo de El suicidado fue un ejemplo fantástico. Verla llegar a los ensayos en auto. Siempre midiendo sus energías. Ella me decía que después de los primeros ensayos era terrible el cansancio que sentía. Tenía que controlar hasta los mínimos movimientos. Y lo que recuerdo es que los días previos al estreno ella había recuperado una energía propia de bicho de teatro. Sabía que se venía el estreno y ella se mantenía con energía, no se cansaba".
Mario Ferreira: "Se pierde una gran actriz y directora"
director de la comedia nacional
Imilce fue una actriz de raza, además muy popular. Su mayor aporte fue haberle dedicado la vida entera al teatro. Aún ante la adversidad ella ponía todas sus energías en el trabajo".
Diego Delgrossi: "Fue una persona fiel a sus ideales"
Actor y humorista
Ella y Pepe fueron como mis padrinos. Después que terminó Plop, en el 99, conservamos una gratísima relación. Imilce siempre mantuvo su gran humor para todo y también el buen consejo". Petru: "Era un referente para toda nuestra cultura"
Actor y capo cómico
Imilce era una mujer dulce, amable, tenía una gran formación, pero a su vez era muy estricta, una perfeccionista, y siempre buscaba defender al artista nacional".
Un tiempo en que las palabras se conmueven con el dolor
Al caer la noche de ayer, la familia del teatro, la de la televisión, la de sangre, acompañaba a Imilce Viñas en su despedida. Pero también era el acompañamiento para Pepe Vázquez, su compañero de vida y de escenario. Los que encontraron energías para hablar, la recordaron por su humor y la energía que volcaba en todos sus proyectos. Diego Delgrossi, poco antes de ingresar a la casa velatoria, destacó de la actriz su capacidad para rematar sus razonamientos con un prisma de humor, haciendo gala de una fina capacidad irónica. Mario Ferreira, actor y actual director artístico de la Comedia Nacional, que fue uno de los primeros en llegar, contó que Pepe pensaba seguir adelante con los proyectos teatrales. Laura Sánchez, que compartió una historia muy larga con Imilce en la televisión y en las tablas, prefirió el silencio. Sus gestos, su mirada fueron muy elocuentes. Se fue su compañera, una maestra.
Fuente:El País Digital

No hay comentarios:

Publicar un comentario